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domingo, 10 de noviembre de 2013

¿A CUANTO ESTAMOS DISPUESTOS A RENUNCIAR PARA ACABAR CON LA POBREZA?
La reducción de la pobreza es una obligación para todos los gobiernos del planeta y un deber ético para los ciudadanos/as del mundo. La pobreza actual, que alcanza a la mitad de la población mundial -y en España a ocho millones de personas degrada la condición humana, por mucho que se quiera vivir de espaldas a ella. Nuestras sociedades sólo podrán sentirse verdaderamente orgullosas el día que conquisten la dignidad y estima para todos los seres humanos. Pero la mayoría de los ciudadanos de las ciudades desarrolladas no son conscientes del daño que causan con el simple hecho de no plantearse que hacer ante la pobreza.
Sabemos que es posible construir sociedades más equitativas, como han demostrado los países que apostaron por ello, incluso con nosotros y también lo hicieron y crecimos.  Sabemos que ello va en beneficio de todos, pobres y no pobres: al interior de los países porque el crecimiento económico no se sostiene sin que se repartan sus frutos, lo que realmente nos beneficia a todos es la globalización. -un crecimiento excluyente termina por agotarse en si mismo-; a nivel internacional porque un mundo más igualitario podrá superar con mayor facilidad los principales retos que tiene hoy planteados la humanidad: la reducción de conflictos, la estabilidad política y social, la calidad medioambiental, el control de epidemias, el logro de procesos migratorios más ordenados... Ignorar la pobreza muestra un egoísmo difícil de entender en un mundo cada día más rico y una falta de visión verdaderamente preocupante sobre los intereses de la humanidad en el medio plazo. ¿Pero que papel juegan los ciudadanos de renta media en este gran problema?, esa es la gran dificultad…
Actualmente se están llevando a cabo proyectos como el que el  presidente del Grupo del Banco Mundial, Jim Yong Kim anunció en el organismo multilateral que ha fijado la meta de reducir la pobreza en el mundo a un 9% en el 2020, con lo cual se lograría reducir este índice a la mitad -desde el 18% actual- y situarlo por primera vez en el terreno de las cifras de un solo dígito.

Durante las Reuniones Anuales del Grupo de Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), Kim explicó que la nueva meta se ha basado en el análisis económico de las tendencias de pobreza mundial y es un paso en el camino hacia acabar con la pobreza extrema en el 2030. Para el banco, los extremadamente pobres son aquellos que viven con menos de US$1,25 al día.

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