El libre comercio es una medida que elimina cualquier barrera comercial, cosa que puede dificultar en gran medida el sistema de comercio abierto tan beneficioso, y así motivar al intercambio de productos entre los países.
Mientra que el proteccionismo es una vía opuesta al término anterior, siendo este un sistema a través del cual se protege los productos del propio país mediante aranceles o impuestos.
La polémica entre cual de los dos sistemas utilizar y en que medida, no se da únicamente entre naciones que compiten por porciones del comercio mundial. Muchas veces es más intenso y apasionado el debate interno, especialmente en un país como Estados Unidos
Por lo que nos encontramos de frente con el debate que tienen los países desde hace siglos: ¿Qué medida es la más adecuada para un país?
Aunque la forma de intervención del gobierno en el comercio varía dependiendo del país y del producto, en general podría decirse que las barreras al comercio se han reducido mucho desde la Segunda Guerra Mundial. Uno de los antecedentes históricos fue este:

Esto es debido a que un sistema proteccionista no puede prolongarse indefinidamente en un país y después de tantos años de proteccionismo por la guerra, era necesario exportar para financiar el crecimiento e incrementar la competitividad. Todos los gobiernos lo practican en cierta medida de proteccionismo.
El debate se centra en si habría que aplicar muchas o pocas medidas proteccionistas, cuáles y de qué manera para que un país logre sus objetivos macroeconómicos de largo plazo.
En busca de propuestas para superar la actual crisis financiera mundial, en marzo de 2009 el presidente ruso Dmitri Medvédev afirmó que se podrían tomar medidas proteccionistas por argumentos como: ayudar a las industrias nacientes protegiéndolas y dándoles tiempo a crecer y fortalecerse lo suficiente como para competir de manera internacional o mantener competitivas las industrias más débiles mediante protección para así contribuir a diversificar la economía de la nación.
Sin embargo estas medidas deben ser provisionales según Medvédev, pues pueden provocar «cierre de mercados, erigir barreras y desencadenar guerras comerciales». Por lo que su implantación sería algo transitorio, algo no muy bueno para los objetivos de los países a largo plazo.
Aunque también hay personas que apuestan por que el libre comercio ya que el comercio libre trae una competencia que obliga a las empresas a estar al día de tecnologías, a mantener los precios bajos por el mayor número de competidores (cosas que benefician mucho a los consumidores) y crea un mejor clima para la inversión y los emprendimientos empresariales, que otro donde exista el temor de que el gobierno corte el acceso a ciertos mercados. Es decir mejora la calidad de vida, y para todo esto los economistas se apoyan en teorías como la ventaja comparativa (las países menos desarrollados en los producción con una mano de obra más barata hace a los bienes más competitivos en los mercados internacionales) y las economías de escala.
Sin embargo la implantación de esta también sería muy criticada por una queja común en que los países desarrollados tienden a presionar al tercer mundo para que abran sus mercados a los productos industriales y agrícolas de las naciones desarrolladas, a la vez que se oponen a abrir sus mercados a los productos agrícolas del tercer mundo.


VS.
Como hemos comprobado, tanto una como otra tiene sus ventajas y sus desventajas en la sociedad y esto hace que aún esa pregunta que dejábamos en el aire al principio esté sin respuesta tras siglos de comercio. Y de momento seguirá así.
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